
Una de las cosas que me quedó grabada de mi lectura del libro de Bettelheim fue la teoría de que la abuela (quien regala la prenda roja a la niña) de alguna forma la insita a asumir una sensualidad para la que todavía no está preparada.
En la versión de Perrault –que es la que finalmente elegí para ilustrar–, la madre no da consejos a Caperucita antes de partir. Perrault lo hace en la moraleja del final. Intentando ser literal y ya habiéndo resuelto ilustrar la escena del primer encuentro de caperucita con el lobo, recurrí a Internet buscando información sobre molinos. Así fue como en los primeros bocetos el encuentro se producía junto a un bosque y a la vez, junto a un río: El bosque primaveralmente verde y un molino de tipo holandez.
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